Os habéis fijado alguna vez como están las puntas de las alas de vuestra cometa? Estáis ya hartos de repararlas después de algún roce contra el suelo? Pues bien, aquí tenéis un truco sencillo y barato que os permitirá volar sobre la arena, césped, asfalto o baldosa olvidándonos de ellas:
los materiales necesarios son solamente dos tapones de los empleados como remate de las varillas, una cuchilla (del tipo que tengáis más a mano: navaja, cuchilla, hoja de afeitar, filo de sacapuntas...), y eso sólo en el caso de que la cometa lleve hilo de acrobacias.
Para los que aun no lo hayáis adivinado, se trata de proteger la punta del ala con un tapón encajándolo de manera que entre sin esfuerzo pero que quede sujeto por la goma. Lo más delicado en este punto es elegir el tamaño de los tapones, pues si no son los adecuados tendréis que volver a cambiarlos, (consejo: llevar la cometa a probar). Como regla general podemos tomar el doble del diámetro de la varilla, pero probar con tamaños diferentes hasta dar con el bueno: por ejemplo, yo en mi Stranger los puse de doce milímetros después de probar con ocho y diez.
Si el hilo de acrobacias os estorba tenéis dos formas de ponerlo: la chapucera y la buena.
La chapucera, claro está, consiste en pasar del hilito a tope, y poner encima el tapón, con lo que dejamos una punta al final del ala en la que fácilmente se enredaran las líneas de vuelo, así que optar por la buena, hacer un pequeño corte en el extremo del tapón. Este corte deberá quedar como aparece en las figuras 1 y 2, de forma que al apoyar la punta en el suelo el hilo quede protegido. Abrir el agujero presionando en el extremo cerrado del tapón (figura 3) y pasar el hilo por él. Colocar en su sitio el hilo y poner encima el tapón. Y a volar.